domingo, 1 de septiembre de 2013

Dolarización de la Economía Argentina


Dolarizar la Economía

Bajo una dolarización oficial, se reemplazan todos los billetes y monedas por dólares y todos los activos, pasivos y precios en pesos se convertirían a dólares al cambio del momento a realizarse.

Se trata de un sistema ya implementado por más de 30 países y dependencias que usan exclusivamente divisas extranjeras. Entre los casos más conocidos para nosotros podemos mencionar los de Panamá, Puerto Rico o Ecuador.

Críticas Que Se Hacen a la Dolarización

La crítica económica más frecuente contra la dolarización es que privaría a Argentina de flexibilidad en su política monetaria. Los detractores afirman que la dolarización le quitaría a Argentina los medios para hacer frente a shocks externos, porque las autoridades monetarias carecerían de la flexibilidad y de la discrecionalidad necesarias para poder implementar sus políticas. Aunque esta objeción sea correcta en teoría, la realidad nos demuestra que esto es bueno para países sin una moneda fuerte. Las tasas de crecimiento de los países en desarrollo sin flexibilidad monetaria fueron un 50 por ciento mayores que las de los países con bancos centrales y flexibilidad monetaria entre 1950 y 1993.

La dolarización de Argentina sería contraproducente porque impediría al gobierno usar la tasa de cambio como un instrumento de política monetaria (determinando áreas monetarias óptimas). Nuevamente aquí, la historia Argentina nos ha demostrado que nuestros gobernantes no han sido muy buenos en determinar áreas monetarias óptimas. Adicionalmente, al demostrar su preferencia por el dólar, los argentinos están demostrando que, en lo que a ellos concierne, el área monetaria que conforman con los Estados Unidos es óptima.

El peso es un símbolo esencial de Argentina y piensan que la dolarización atenta contra la soberanía nacional. Sin embargo, los varios países dolarizados no consideran que la dolarización limite su independencia, o que una moneda emitida nacionalmente sea esencial para preservar su soberanía o su orgullo nacional.

El país renuncia a una política monetaria soberana. Esto no es real, ya que el país puede entrar y salir de tales sistemas de manera voluntaria. La soberanía es la habilidad de un gobierno nacional de tener libertad de acción en política extranjera y en otros asuntos de política internacional sin verse coartado por países extranjeros; no es la facultad de coartar las libertades políticas o económicas de la ciudadanía. El concepto fundamental no es la soberanía, sino la libertad individual de elegir. La dolarización solidificaría y realzaría aún más la soberanía del consumidor en Argentina.

Argentina se vería perjudicada si el dólar llegara algún día a ser una moneda inestable con alta inflación. Pensar que el dólar pudiese ser más inestable que una moneda Argentina me cuesta creerlo habiendo vivido tantos años en Argentina, de cualquier manera la solución a este problema potencial es extender la libertad considerable que ya existe en Argentina para usar cualquier moneda.  Aunque inicialmente el dólar sería la moneda más usada, la gente sería libre de usar cualquier moneda que ellos quisieran.  Si la gente desea hacer contratos especificando pagos de salarios, gastos de negocios o préstamos en euros, yen, o incluso reales brasileños, deberían disfrutar de esa libertad.  De esta forma, la gente sería capaz de utilizar las monedas con mayor estabilidad del mundo.

Otra crítica en contra de la dolarización es que ésta es una base inapropiada para la unificación monetaria del Mercosur, porque otros países, especialmente Brasil, no se dolarizarían.  Ante esto reiteramos que la meta para Argentina debe ser retener su soberanía política y fortalecer la soberanía del consumidor.  Una unión monetaria en el Mercosur no lograría esto en principio, mientras que la dolarización lo haría en principio y en la práctica. Una unión monetaria entre varios países implica varios acuerdos, y luego se hace costoso salirse.

Beneficio de la Dolarización

El mayor beneficio de la dolarización sería la reducción en los tipos de interés en Argentina.

Desaparecería el riesgo cambiario, con lo cual se cierra la brecha existente entre un crédito en dólares y uno en pesos. Los tipos de interés en pesos, consecuentemente, han sido persistentemente más altos que los tipos de interés en dólares dentro de Argentina.

Al estar dolarizados, no tendríamos latente una posible devaluación de nuestra moneda lo que también repercutiría en una reducción en la tasa.

No esta de más recordar la gran influencia que tienen las bajas en las tasas de los créditos, en unas mayores tasas de crecimiento de los países.



Lamentablemente, La Dolarización no lo soluciona todo

Nuestro problema radica en que históricamente nos hemos inclinado por políticas económicas esotéricas, no queriendo enfrentar la realidad. Es difícil que nos volvamos sobrios de un día para el otro por el simple hecho de dolarizarnos. Si gastamos más de lo que generamos, y tenemos déficit fiscal, la dolarización no lo va a solucionar, pero si nos puede ayudar a ser un poco más prolijos, y enfrentar nuestros verdaderos problemas. Un estudio de 98 países en desarrollo durante el período 1950-93, encontró que los déficits fiscales fueron, en promedio, 65 por ciento más grandes y 1,4 veces más variables en los países con banca central que en aquellos con sin flexibilidad monetaria. La dolarización no garantiza absolutamente políticas económicas correctas, pero ningún sistema lo hace.

¿Que en necesario para Dolarizar nuestra economía?

La dolarización requiere únicamente divisas suficientes para cubrir la base monetaria, no reservas para cubrir las medidas más amplias de la masa monetaria. En el 2013 la base monetaria esta en torno a los 300.000 millones de pesos. Habría que ver cual sería la cotización de dólar y calcular los dólares necesarios. El número no esta muy lejos de lo que tenemos hoy en las reservas. Al igual que en un sistema de banco central en tiempos normales, la responsabilidad de los bancos es mantener reservas suficientes para satisfacer las demandas de sus clientes para convertir depósitos a billetes.

La dolarización sería más durable si se instaura con una ley del Congreso argentino y si tuviera un amplio apoyo popular.

Bajo la dolarización, los depósitos en pesos se convierten en depósitos en dólares al cambio de ese momento, pero no se transforman en billete dólar propiamente tal.  Aparentemente, ningún país que se haya  dolarizado lo ha hecho convirtiendo todos su depósitos bancarios en moneda nacional en billetes dólar, de manera que es un tanto insólito decir que la dolarización requiere ese tipo de operación. Expresado en términos de dólares, no habría cambio alguno.  Las carteras de inversión de los bancos, y por tanto su valor crediticio, no sufrirían modificación alguna.

Hay dos alternativas para llevar adelante la dolarización: 1) unilateral--que puede ocurrir sin un acuerdo--y 2) un acuerdo limitado bajo el cual Argentina podría recobrar algo del señoreaje que perdería por la dolarización y que, como alternativa de liquidez, otorgue a la banca argentina acceso a préstamos preferenciales de la Reserva Federal.

Preferimos la dolarización unilateral. La dolarización unilateral no requiere la aprobación del gobierno de los Estados Unidos ni la participación de la Reserva Federal. Además mantiene nuestra soberanía en cuanto a la posibilidad de salir cuando queramos. Es difícil entender porqué los Estados Unidos se opondría a la dolarización en Argentina. Aún si el gobierno de los Estados Unidos se opone vigorosamente, Argentina podría decidir dolarizarse de igual modo.

En cuanto a su operatoria financiera local, la dolarización necesitaría cambios menores en las regulaciones financieras, las reglas contables, etc.  Los costos administrativos de dolarizar la Argentina serían muy pequeños.

Bajo la dolarización un país si entrega sus derechos de señoreaje (margen de utilidad que arroja la emisión de moneda) a los Estados Unidos. El señoreaje en Argentina es apenas de un 0,22 por ciento de su PIB anual.  En otros países de baja inflación, el señoreaje puede ser hasta un 1 por ciento.  La larga historia de inflación de Argentina ha hecho que los argentinos tengan menos ganas de mantener billetes y monedas locales que gente de otros países con baja inflación, por eso el señoreaje en Argentina es más bajo que el promedio. Creemos que los beneficios que traerá una menor tasa, son ampliamente superiores a costo de estragar los derechos de señoreaje.

Conclusión

Quienes se oponen a la dolarización sin duda encontraran nuevas objeciones, pero ello no es motivo para desestimarla.  Es posible hacer objeciones contra cualquier sistema monetario, pero la verdadera prueba de fuego está en la práctica.  Si uno quiere saber como opera la dolarización no hay más que mirar a Panamá o a Puerto Rico.  La dolarización funciona bien allí y en otras partes, sin los problemas que los críticos aseguran que se producirían.  Las objeciones puramente hipotéticas no son suficiente peso contrarrestar el éxito en la práctica de la dolarización.

Cerca del 90 por ciento de todas las transacciones entre los bancos es en dólares, y cerca del 90 por ciento del comercio de bienes de todo el mundo es en dólares. La facturación de los productos manufacturados es un poco más heterogénea, pero virtualmente todas las exportaciones de los Estados Unidos y un sorprendente 88 por ciento de las importaciones son en dólares.

Para Argentina, la moneda emitida por el estado siempre ha sido una maldición. La dolarización aseguraría que los argentinos tengan la libertad de usar la mejor moneda del mundo, y haría más difícil regresar a los viejos tiempos de una moneda nacional de mala calidad.

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