Dolarizar la Economía
Bajo una dolarización oficial, se reemplazan todos los
billetes y monedas por dólares y todos los activos, pasivos y precios en pesos
se convertirían a dólares al cambio del momento a realizarse.
Se trata de un sistema ya implementado por más de 30 países
y dependencias que usan exclusivamente divisas extranjeras. Entre los casos más
conocidos para nosotros podemos mencionar los de Panamá, Puerto Rico o Ecuador.
Críticas Que Se Hacen
a la Dolarización
La crítica económica más frecuente contra la dolarización es
que privaría a Argentina de flexibilidad en su política monetaria. Los
detractores afirman que la dolarización le quitaría a Argentina los medios para
hacer frente a shocks externos, porque las autoridades monetarias carecerían de
la flexibilidad y de la discrecionalidad necesarias para poder implementar sus
políticas. Aunque esta objeción sea correcta en teoría, la realidad nos
demuestra que esto es bueno para países sin una moneda fuerte. Las tasas de
crecimiento de los países en desarrollo sin flexibilidad monetaria fueron un 50
por ciento mayores que las de los países con bancos centrales y flexibilidad
monetaria entre 1950 y 1993.
La dolarización de Argentina sería contraproducente porque
impediría al gobierno usar la tasa de cambio como un instrumento de política
monetaria (determinando áreas monetarias óptimas). Nuevamente aquí, la historia
Argentina nos ha demostrado que nuestros gobernantes no han sido muy buenos en
determinar áreas monetarias óptimas. Adicionalmente, al demostrar su
preferencia por el dólar, los argentinos están demostrando que, en lo que a
ellos concierne, el área monetaria que conforman con los Estados Unidos es
óptima.
El peso es un símbolo esencial de Argentina y piensan que la
dolarización atenta contra la soberanía nacional. Sin embargo, los varios
países dolarizados no consideran que la dolarización limite su independencia, o
que una moneda emitida nacionalmente sea esencial para preservar su soberanía o
su orgullo nacional.
El país renuncia a una política monetaria soberana. Esto no
es real, ya que el país puede entrar y salir de tales sistemas de manera
voluntaria. La soberanía es la habilidad de un gobierno nacional de tener
libertad de acción en política extranjera y en otros asuntos de política
internacional sin verse coartado por países extranjeros; no es la facultad de
coartar las libertades políticas o económicas de la ciudadanía. El concepto
fundamental no es la soberanía, sino la libertad individual de elegir. La
dolarización solidificaría y realzaría aún más la soberanía del consumidor en
Argentina.
Argentina se vería perjudicada si el dólar llegara algún día
a ser una moneda inestable con alta inflación. Pensar que el dólar pudiese ser
más inestable que una moneda Argentina me cuesta creerlo habiendo vivido tantos
años en Argentina, de cualquier manera la solución a este problema potencial es
extender la libertad considerable que ya existe en Argentina para usar
cualquier moneda. Aunque inicialmente el
dólar sería la moneda más usada, la gente sería libre de usar cualquier moneda
que ellos quisieran. Si la gente desea
hacer contratos especificando pagos de salarios, gastos de negocios o préstamos
en euros, yen, o incluso reales brasileños, deberían disfrutar de esa libertad. De esta forma, la gente sería capaz de
utilizar las monedas con mayor estabilidad del mundo.
Otra crítica en contra de la dolarización es que ésta es una
base inapropiada para la unificación monetaria del Mercosur, porque otros
países, especialmente Brasil, no se dolarizarían. Ante esto reiteramos que la meta para Argentina
debe ser retener su soberanía política y fortalecer la soberanía del
consumidor. Una unión monetaria en el
Mercosur no lograría esto en principio, mientras que la dolarización lo haría
en principio y en la práctica. Una unión monetaria entre varios países implica
varios acuerdos, y luego se hace costoso salirse.
Beneficio de la Dolarización
El mayor beneficio de la dolarización sería la reducción en los tipos de interés en Argentina.
Desaparecería el riesgo cambiario, con lo cual se cierra la brecha existente entre un crédito en dólares y uno en pesos. Los tipos de interés en pesos, consecuentemente, han sido persistentemente más altos que los tipos de interés en dólares dentro de Argentina.
Al estar dolarizados, no tendríamos latente una posible devaluación de nuestra moneda lo que también repercutiría en una reducción en la tasa.
No esta de más recordar la gran influencia que tienen las bajas en las tasas de los créditos, en unas mayores tasas de crecimiento de los países.
Lamentablemente, La
Dolarización no lo soluciona todo
Nuestro problema radica en que históricamente nos hemos
inclinado por políticas económicas esotéricas, no queriendo enfrentar la realidad.
Es difícil que nos volvamos sobrios de un día para el otro por el simple hecho
de dolarizarnos. Si gastamos más de lo que generamos, y tenemos déficit fiscal,
la dolarización no lo va a solucionar, pero si nos puede ayudar a ser un poco
más prolijos, y enfrentar nuestros verdaderos problemas. Un estudio de 98
países en desarrollo durante el período 1950-93, encontró que los déficits
fiscales fueron, en promedio, 65 por ciento más grandes y 1,4 veces más
variables en los países con banca central que en aquellos con sin flexibilidad
monetaria. La dolarización no garantiza absolutamente políticas económicas
correctas, pero ningún sistema lo hace.
¿Que en necesario
para Dolarizar nuestra economía?
La dolarización requiere únicamente divisas suficientes para
cubrir la base monetaria, no reservas para cubrir las medidas más amplias de la
masa monetaria. En el 2013 la base monetaria esta en torno a los 300.000
millones de pesos. Habría que ver cual sería la cotización de dólar y calcular
los dólares necesarios. El número no esta muy lejos de lo que tenemos hoy en
las reservas. Al igual que en un sistema de banco central en tiempos normales,
la responsabilidad de los bancos es mantener reservas suficientes para
satisfacer las demandas de sus clientes para convertir depósitos a billetes.
La dolarización sería más durable si se instaura con una ley
del Congreso argentino y si tuviera un amplio apoyo popular.
Bajo la dolarización, los depósitos en pesos se convierten
en depósitos en dólares al cambio de ese momento, pero no se transforman en
billete dólar propiamente tal.
Aparentemente, ningún país que se haya
dolarizado lo ha hecho convirtiendo todos su depósitos bancarios en
moneda nacional en billetes dólar, de manera que es un tanto insólito decir que
la dolarización requiere ese tipo de operación. Expresado en términos de
dólares, no habría cambio alguno. Las
carteras de inversión de los bancos, y por tanto su valor crediticio, no
sufrirían modificación alguna.
Hay dos alternativas para llevar adelante la dolarización: 1)
unilateral--que puede ocurrir sin un acuerdo--y 2) un acuerdo limitado bajo el
cual Argentina podría recobrar algo del señoreaje que perdería por la
dolarización y que, como alternativa de liquidez, otorgue a la banca argentina
acceso a préstamos preferenciales de la Reserva Federal.
Preferimos la dolarización unilateral. La dolarización
unilateral no requiere la aprobación del gobierno de los Estados Unidos ni la
participación de la Reserva Federal. Además mantiene nuestra soberanía en cuanto
a la posibilidad de salir cuando queramos. Es difícil entender porqué los
Estados Unidos se opondría a la dolarización en Argentina. Aún si el gobierno
de los Estados Unidos se opone vigorosamente, Argentina podría decidir
dolarizarse de igual modo.
En cuanto a su operatoria financiera local, la dolarización
necesitaría cambios menores en las regulaciones financieras, las reglas
contables, etc. Los costos
administrativos de dolarizar la Argentina serían muy pequeños.
Bajo la dolarización un país si entrega sus derechos de
señoreaje (margen de utilidad que arroja la emisión de moneda) a los Estados
Unidos. El señoreaje en Argentina es apenas de un 0,22 por ciento de su PIB
anual. En otros países de baja inflación,
el señoreaje puede ser hasta un 1 por ciento.
La larga historia de inflación de Argentina ha hecho que los argentinos
tengan menos ganas de mantener billetes y monedas locales que gente de otros
países con baja inflación, por eso el señoreaje en Argentina es más bajo que el
promedio. Creemos que los beneficios que traerá una menor tasa, son ampliamente
superiores a costo de estragar los derechos de señoreaje.
Conclusión
Quienes se oponen a la dolarización sin duda encontraran
nuevas objeciones, pero ello no es motivo para desestimarla. Es posible hacer objeciones contra cualquier
sistema monetario, pero la verdadera prueba de fuego está en la práctica. Si uno quiere saber como opera la
dolarización no hay más que mirar a Panamá o a Puerto Rico. La dolarización funciona bien allí y en otras
partes, sin los problemas que los críticos aseguran que se producirían. Las objeciones puramente hipotéticas no son
suficiente peso contrarrestar el éxito en la práctica de la dolarización.
Cerca del 90 por ciento de todas las transacciones entre los
bancos es en dólares, y cerca del 90 por ciento del comercio de bienes de todo
el mundo es en dólares. La facturación de los productos manufacturados es un
poco más heterogénea, pero virtualmente todas las exportaciones de los Estados
Unidos y un sorprendente 88 por ciento de las importaciones son en dólares.
Para Argentina, la moneda emitida por el estado siempre ha
sido una maldición. La dolarización aseguraría que los argentinos tengan la
libertad de usar la mejor moneda del mundo, y haría más difícil regresar a los
viejos tiempos de una moneda nacional de mala calidad.
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